viernes, diciembre 09, 2005

Balance del Salón del Comic de Getxo (en negativo)




Al meollo, amiguetes del Gran Chupete.





El adelanto de fechas lo ha hecho coincidir con Expocómic. Consecuencia: competencia innecesaria entre dos eventos culturales para atraer visitantes, stands y autores.

Centrándonos en el tema autores, la nómina de autores patrios quedaba por ello limitada, como reconocía alguna editorial. Aun así, el panorama nacional gozaba de una sólida representación, gracias al interés particular de las editoriales presentes (se echó en falta a Recerca, que sí estuvo en Expocómic).

Se intentó que hubiera autores interesantes y para el gusto de todos (nacionales, clásicos como Altuna y Ezquerra, fan favorites como Ferry)... pero, al menos para el Chupete Único, estaban un poco vistos ya. La parcela del comic-book USA le tocó cubrirla a un amable, sonriente y muy dispuesto Joe Kelly (Masacre, Steampunk). Sin desmerecerlo, supo a poco.. Kelly siempre es interesante y tiene cosas que contar, pero... se echaba de menos algo de acompañamiento o un primer espada más vistoso... Expocómic se trajo a Claremont, y el año pasado al megalómano de Neal Adams. Supongo que habrá temas relativos al tamaño, la trayectoria y el presupuesto de por medio, pero... hmmm... esta parcela del salón siempre se queda raspando el notable.

También se echó en falta alguna muestra compuesta por originales de alguno de los autores invitados. Y premios: ¿para cuándo unos premios del Salón? Siempre ayudan a promocionar obras, autores y al medio, así como son determinantes para otorgar una identidad propia a cada Salón. Seguro que con tantos patrocinadores y apoyos la cosa puede ser viable.

Como lo del tebeo gratis en la entrada. De acuerdo, con un eurete no se puede esperar mucho, pero ya que está de moda y que hay tanto material circulante en proceso de saldo... se hubieran acercado más chavales. ¡Más! En su lugar se entregaba una publicación de la Asociación Profesional de Ilustradores de Euskadi (APIE), muestra interesante de su actividad historietística, pero... un cómic es un cómic. Mejor encima si se puede elegir; siempre resulta más grato que cualquier otra publicación

Y lo que es una constante en todos los salones es el dichoso pago con tarjeta, permitido en apenas un puñado de stands. Así que siempre hay que salir a buscar un cajero que escupa billetajos. La tecnología debería poder solucionar esto ¿no?

En cuanto a productos, la edición de lujo de V de Vendetta resultaba de lo más vistosa y, a la vez, ¡asequible!, 18 €; el contrapunto lo protagonizaba el tomo "Triunfo y Tragedia" de Spiderman, que se cotizaba a ¡70 €! Manos arriba...

En definitiva, que el yogur estaba bueno, aunque no tanto como para relamer la cuchara... ni la tapa.

martes, diciembre 06, 2005

Balance 4º Salón del Cómic de Getxo (en positivo)





En el boletín de notas de esta cuarta edición debería figurar Progresa Satisfactoriamente. Y si necesitara un estribillo, yo apostaría por "... sin dudarlo salen a combatir/por un mundo ideaaaal..." . Pero vamos al meollo. Hoy, repaso a todo lo güeno.




Éxito de público
Más de 15.000 visitantes, entre otakus, marvel zombies, amantes del cómic "vanguardista", libreros y despistados. Sobresaliente, teniendo en cuenta las 83.000 almas de Getxo (más el alcalde) y que Expocómic de Madrid ha reunido "únicamente" 30.000 visitantes con un día más de Salón.

Repercusión mediática
El sábado y el domingo desayunamos con sendas entrevistas a página entera en el diario El Correo, por ejemplo (Altuna y Joe Kelly), menos generalistas de lo que suele ser habitual en los medios. En general, el salón ha sabido promocionarse para e star presente en la prensa y en la calle, lo que le ayuda a consolidarse como cita inexcusable.

Actividades en la localidad
Las autoridades, asociaciones y establecimientos de la zona se han portado para calentar el ambiente. Aulas de Cultura y bares de pintxos de toda la vida mostraban exposiciones; los ciclos locales de cine también se sumaron con la programación de Sin City, American Splendor y Gisaku; préstamo de cómics en las bibliotecas; invitaciones al salón en las librerías...

El cartel
El mejor de los que se ha visto hasta la fecha: Goomer emergiendo como Neptuno junto a la Casa de Náufragos de Arriluze, genial. Obra de Ricardo y Nacho.

Algarabía otaku
Los disfraces y el estruendo de los numerosos otakus hicieron del salón un espacio más vibrante. Muy divertidos los concursos de cosplay y el de karaoke (aunque sin pantalla quedaba un pelín cutre). El premio gordo de los disfraces es, sin embargo, para el perfectísimo Darth Vader que se paseó hasta el aburrimiento durante los tres días. Casi le piso la capa, ¡glup!



Mayor número de stands que en otras ediciones
Un total de 60 expositores lo convertían en el hipermercado del cómic, con todo lo imaginable a la venta. Incluso productos usados.

Exposición " Los últimos samurais"
Entraban ganas de romper el cristal y ponerte una de las armaduras (¿por qué todas llevaban "bigote"?). A destacar la dorada estilo Saint Seya. Y muy buenas las fotos de la época, que mostraban a los Musashi del dieciocho. Muy cuidada, buenos paneles informativos.

Efecto dominó en las ofertas
El primer día, un stand ofrecía tres tomos de Lobo Solitario y su cachorro por 25 euros. Al día siguiente, la oferta podía encontrarse en varios expositores y el pionero la había ampliado a 20th Century Boys (dos tomos por 14 €). La pela es la pela.

Más espacio para juegos
A la máquina de bailar como San Vito, se sumaron un par de videoconsolas y unos cuantos juegos de tablero como Warcraft o Doom.


Proyecciones
Muchas y variadas. Animación, cortos de tebeo y "últimos estrenos", con Choque, de Nacho Vigalondo, y Éramos Pocos, de Borja Cobeaga. El propio Vigalondo circulaba simpático y acelerado por la moqueta roja, recibiendo felicitaciones. En breve, subo una reseña de ambos títulos. Sin spoilers, estén tranquilos.

El precio
Aunque me sigue chirriando lo de pagar entrada para comprar, y más con el apoyo municipal de por medio (que supongo cedería el local) . Pero la entrada era simbólica: un eurete. Menos que 1/5 de cómic publicado por Norma.

Y mañana, los palos. Que haberlos haylos.

(Más fotos, aquí)

viernes, diciembre 02, 2005

Gisaku, katana sin brillo

Lástima, lástima...pintaba bien eso del primer anime español, pero se ha quedado en un trasunto de David el Gnomo se calza una katana. Con algunos momentos de gloría, sí, pero muchos menos que los soporíferos intentos de divulgar la cultura e idiosincrasia nacional, incluidos la dieta mediterránea y el Quijote. La cosa empieza bien, con la pelea de una orden samurai contra un demonio de aspecto similar al Mefisto de Romita Jr, en lo que viene a ser la única escena de lucha que se aproxima al agresivo y poético lenguaje anime. El resto son dibujos animados españoles de los de siempre, livianos, corrientes. Un samurai fuera de tiempo, un niño petardo, una listilla a lo Lara Croft y un lince humanoide socarrón que contiene sus garras, en busca de cinco piedras mágicas para mandar a un demonio a ver reposiciones de Salvados por la Campana en otra dimensión.

¿Cuál es la diferencia principal con el producto a imitar? La inocencia de la trama y la falta de una violencia real. A los japoneses se les va la olla, inundan la pantalla de épica y complejidad aunque manejen el enésimo alzamiento de un diablo milenario o un futuro apocalíptico donde las bioarmaduras de los malvados funcionan con kikos. En Gisaku, aún sin caer en el tópico continuo, se suceden los clichés propios de un episodio del Inspector Gadget. Ni rastro de esas pupilas desorbitadas y esa voz interior que prologa, con la melena al viento y el brillo de la katana, el desafío final.

Lo que más le raya a uno en su butaca es tener la sensación de que es un producto para promocionar España sin ningún tipo de atractivo para el otaku internacional. La trama es una excusa para mover a los personajes de un monumento español a otro, cuidando de que se lean bien los letreros, un poco al estilo de aquella escena de El show de Truman donde los gemelos arrinconan a Truman contra la pared para que se pueda ver la publicidad. Promocionar cultura y gastronomía para atraer turismo, en suma; se nota la presión de las subvenciones y el (lógico) deseo de Filmax de vender el producto al gran público de las matinales infantiles.

Como se comentaba al salir del preestreno: "Menos mal que ha sido gratis"