miércoles, marzo 28, 2007

El Cine de la Ser y sus pifias con los 4 Fantásticos

Estamos acostumbrados a las pifias de los grandes medios de comunicación respecto al mundo del cómic. Como muestra, ese compendio de gazapos que publicó El Mundo sobre superhéroes fallecidos. Los que se han lucido ahora, de forma doblemente llamativa, son los de El Cine de la SER.

En su programa de este sábado 24 de marzo, presentan como recomendación de la semana “Los 4 Fantásticos”. El locutor repasa su alineación, empezando por “La Masa”. A ver. La Masa es ese tipo verde perseguido por todos, irracional e incontrolable. Seguramente quería usted decir “La Cosa”, ese montón de rocas naranjas con un corazón de oro debajo.

No para ahí el güey: a la hora de describir al villano de la función, lo denomina “El Hombre de Acero”. Vamos a ver. Cierto que el villano tiene piel metálica en la película (que no en los cómics), pero en ningún momento se le llama por ese nombre, sino como Victor Von Doom (Doctor Doom o Doctor Muerte en los cómics).

El Hombre de Acero es el sobrenombre más común que se le da a Superman. Que ni tiene la piel metálica, ni es un villano, ni se ha encontrado jamás a los 4F. Es más, es de otra editorial distinta a la que publica al supergrupo del 4.

Todo esto parece demostrar que este señor, además de recomendar una película malísima, ni siquiera la ha visto. Lo de la Masa (o Hulk) no tiene excusa, aunque uno no lea cómics: se hizo una película, una serie de TV, otra de dibujos y es un personaje que ya forma parte del imaginario colectivo. El resto, en fin... imaginación desbordante o "no-me-acuerdo-cómo-se-llamaba-el-malo".

Para más coña, abrían el programa con un reportaje especial sobre 300, la película esta de los espartanos y los persas que se basa en la novela gráfica (o sea, género cómic) de Frank Miller.

Venga, ánimo, ver si decimos otro día que El Señor de los Anillos lo escribió García Márquez y que Frodo es un travesti de las pelis de Almodóvar.

Los medios, cuando se trata de cómic, rol, fantasía, etc, etc, no dan una. Lo que contrasta con el rigor que se le aplica a la información del resto de campos. Curiosamente, las meteduras de pata son la norma, y no por detalles oscuros, sino por cuestiones básicas como nombres y autores. Igual hay que consultar alguna fuente especializada, aunque sea en Internet. Sugiero.

Seguiremos informando.

lunes, marzo 26, 2007

Elric de Melnibone vs Geralt de Rivia: el combate de los Lobos Blancos.

Elric contuvo por un momento su aullante Portadora de Tormentas. El príncipe albino, heredero de un imperio en ruinas, se apartó los largos cabellos de la cara y observó a su rival. El hombre vestía un gabán gastado de cuero y, al igual que él, tenía la melena alba.

Descubrió que los ojos del desconocido eran a tan inquietantes como los suyos propios. El melniboneano entendió de pronto, al atisbar a aquellas pupilas gatunas, siquiera una rendija, por qué la gente evitaba cruzarse con su mirada carmesí. También portaba una espada: era de silbante plata pura.

Lo había visto sumergido en la lucha, y sabía que ingería preciosos elixires antes de la batalla; probablemente manufacturados a partir de los más extraños ingredientes. Las gentes del pueblo rumoreaban que era un brujo, un cazador de monstruos, que ayudaba su potencia guerrera con explosivos efectos. Nada de particular: él era el último de un linaje de emperadores brujos, y estaba más que familiarizado con el arte de los demonios, aunque le disgustaba usarlo más allá de lo imprescindible. Acababa con sus fuerzas.

Y, curiosamente, ambos compartían apodo: el Lobo Blanco.

En la breve conversación que habían mantenido, supo que eran iguales a pesar de que provenían de mundos distintos. Eran seres solitarios, despreciados por todos a causa de su aspecto y su particular estigma. Mostraban una seguridad implacable, pero su interior no era más que un frágil cascaron repleto de dudas. Sí, quizás hoy Elric vestía más como un príncipe que como un pordiosero, pero sus viajes lo habían llevado muchas veces, como a su rival, a descuidar su aspecto y vestuario, a veces por el mordisco de la necesidad, a veces por efecto del camino gris que parecía extenderse ante ambos.

Sí, los dos rumiaban trágicamente su destino; de alguna manera les llegaban desde lejos los acordes de una melodía de involuntaria devastación que acabaría consumiéndolos cuando su viaje hacia la Nada se completase. Ambos eran peones privilegiados por Fuerzas superiores, manipulados para que jugasen un papel determinante en los acontecimientos, tironeados de un lado y de otro para que se amoldasen a una batalla que ni siquiera comprendían.

¿Habría él perdido a un antiguo amor, como su Cymoril? ¿Quizás era prisionero de sus sentimientos? ¿Sabría cabalgar a lomos de un dragón, susurrándole al oído las Antiguas Canciones? ¿Conocería los infinitos planos del Multiverso?

¿O no eran los dos más que reflejos de una misma imagen?

-¿Cómo te llamas, extraño?- preguntó Elric con cautela, esforzado en aplacar el ansia de almas del filo aullante Portadora de Tormentas.

Examinándolo tan atentamente como el propio Elric lo había hecho, su rival se movió ligeramente hacia un lado y pronunció con voz desagradable.


-Me llamo Geralt de Rivia. Soy brujo.

EN DEFENSA DE LA FANTASÍA SUCIA (QUE NO OSCURA)


¿Se puede hacer fantasía sin elfos, enanos, dragones de leyenda que acumulan tesoros o bolas de fuego?

¿Existen mundos donde los protagonistas no se guían (tanto) por la noción de Bien y Mal, el sexo y la violencia son cruentos, las monedas tintinean sucias, la espada refulge escarlata sin sombra de justicia, la desesperación es real, el final es fatal?

¡SI!

Robert E.Howard, Clark Ashton Smith, Moorcock, Fritz Leiber...



Ashton Smith es un fatalista a la Lovecraft, pero embargado de fantasía lejana y mórbida, creador de mundos donde el héroe apenas si tiene esperanza para sí mismo, como para dársela a otros.

Averoigne de bosques y vampiros, entrañas de la tierra y del tiempo, hechiceros que se consumen por errores y horrores invisibles, abades putrefactos, largas travesías por el desierto que caen a la necrópolis.

Howard, más allá de un Conan donde los tesoros se van en putas, vino y una cota de malla nueva, inviernos fríos con lobos tras la empalizada, metrópolis del vicio, monstruos que no son sino behemoths de eras escondidas, perversiones naturales o demonios de un abismo sin puente, cuchillos en la noche, mercaderes maliciosos, reyezuelos, junglas remotas... Bran Mak Morn, rey de los pictos, expulsa a los invasores romanos con la emboscada en la tormenta, pasea a la luz de las estrellas ante los grandes dólmenes... El Valle del Gusano... Potente, visceral, descarnado, con el olor a la piedra húmeda de un calabozo cubierta de musgo, de la bocanada fétida que emana del agujero en la roca.

Michael Moorcock, experimentos aparte (Jerry Cornelius...ugh!), crea unos Reinos Jóvenes donde el Caos y el Orden se quitan el disfraz ante los hombres, las espadas beben sangre, los demonios canalizan la magia, los planos se cruzan, Ërekose, Hawkmoon, ¡Elric!, el maldito, el impío, el héroe que sirve al Caos y no por eso es un monstruo...

No hay elfos ni Sidhe en decadencia, hay razas o civilizaciones degeneradas y olvidadas hasta por el tiempo; los dragones no lanzan hechizos ni duermen plácidamente sobre su tesoro, cazan en húmedas junglas; el cubil de un hechicero es tétrico, inhumano, como sus artes; no hay un mal que se abata sobre el mundo, ¡el propio mundo es una herida abierta!

Aquí, un artículo interesante sobre el tema: