Descubrió que los ojos del desconocido eran a tan inquietantes como los suyos propios. El melniboneano entendió de pronto, al atisbar a aquellas pupilas gatunas, siquiera una rendija, por qué la gente evitaba cruzarse con su mirada carmesí. También portaba una espada: era de silbante plata pura.
Lo había visto sumergido en la lucha, y sabía que ingería preciosos elixires antes de la batalla; probablemente manufacturados a partir de los más extraños ingredientes. Las gentes del pueblo rumoreaban que era un brujo, un cazador de monstruos, que ayudaba su potencia guerrera con explosivos efectos. Nada de particular: él era el último de un linaje de emperadores brujos, y estaba más que familiarizado con el arte de los demonios, aunque le disgustaba usarlo más allá de lo imprescindible. Acababa con sus fuerzas.
Y, curiosamente, ambos compartían apodo: el Lobo Blanco.
En la breve conversación que habían mantenido, supo que eran iguales a pesar de que provenían de mundos distintos. Eran seres solitarios, despreciados por todos a causa de su aspecto y su particular estigma. Mostraban una seguridad implacable, pero su interior no era más que un frágil cascaron repleto de dudas. Sí, quizás hoy Elric vestía más como un príncipe que como un pordiosero, pero sus viajes lo habían llevado muchas veces, como a su rival, a descuidar su aspecto y vestuario, a veces por el mordisco de la necesidad, a veces por efecto del camino gris que parecía extenderse ante ambos.
Sí, los dos rumiaban trágicamente su destino; de alguna manera les llegaban desde lejos los acordes de una melodía de involuntaria devastación que acabaría consumiéndolos cuando su viaje hacia la Nada se completase. Ambos eran peones privilegiados por Fuerzas superiores, manipulados para que jugasen un papel determinante en los acontecimientos, tironeados de un lado y de otro para que se amoldasen a una batalla que ni siquiera comprendían.
¿Habría él perdido a un antiguo amor, como su Cymoril? ¿Quizás era prisionero de sus sentimientos? ¿Sabría cabalgar a lomos de un dragón, susurrándole al oído las Antiguas Canciones? ¿Conocería los infinitos planos del Multiverso?
¿O no eran los dos más que reflejos de una misma imagen?
-¿Cómo te llamas, extraño?- preguntó Elric con cautela, esforzado en aplacar el ansia de almas del filo aullante Portadora de Tormentas.
Examinándolo tan atentamente como el propio Elric lo había hecho, su rival se movió ligeramente hacia un lado y pronunció con voz desagradable.
-Me llamo Geralt de Rivia. Soy brujo.
5 comentarios:
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La entrada es antigua, pero igual la comento:
No no no no, ni por si acaso son iguales. Lo único es q tienen pelo blanco y ambos les llaman 'lobo blanco' y ahi acaba la cosa. Elric, un ser el cual con suerte puede pararse en sus pies y es un experto hechicero, noble, de una raza no-humana y fatalista. Geralt, un humano que fue modificado genéticamente, de caracter y constitución fuerte, sarcástico y práctico. No, no son espejo.
Pero claro, el multiverso es enorme y bien sabemos q las distintas facetas del campeon eterno se ha encarnado en personas que son totalmente opuestas unas de otras. Elric tiene un destino alto, Geralt solo intenta encontrar un lugar en el mundo.
[Tengo ambas cronicas en español por si te interesa; dariusbd en gmail]
soi un lobo blanco
tengo un club que se llama lobo blanco
Pero to eso que esta escrito de que libro es?
Y estoy con Darios, solo se parecen en el pelo y el apodo.
Se parecen, si a más gente se le ha ocurrido antes que a mí...
Pero yo veo más parecido a Elric con Tarod, del Señor del Tiempo.
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