En un claro distingues tres figuras sentadas alrededor del fuego, vestidas con túnicas. Cuando fijas mejor tu mirada, sientes como algo te atenaza la garganta, al tiempo que una de las figuras hace un gesto con la mano derecha-¡oscura y huesuda! Una fuerza invisible te eleva violentamente en el aire y te atrae hasta el centro del claro, dejándote suspendido sobre la pequeña hoguera. Las siluetas se ponen rápidamente en pie y súbitamente el aire se carga del acre olor del ozono... ¡característico de la magia!
Una de las formas que acaban de incorporarse corresponde a una mujer de largos cabellos rubios, vestida con una túnica blanca. La otra pertenece a un hombre de cabeza rasurada, barba cerrada y vestiduras carmesí. Sus oscuros ojos te examinan con firmeza, mientras en su mano comienza a formarse un resplandor de energía. Y la tercera... pero la presión en tu garganta es casi insoportable... te falta el aire...
-¡Bájalo, elfo oscuro! ¡Llama a tu sirviente!-clama la mujer.
La tercera silueta te observa entre sonriente y maliciosa, con la perversidad característica de los de su raza. Finalmente, estalla en malsanas carcajadas y, con otro gesto de su mano, desaparece la presión sobre tu cuello. Caes, girando en el aire como puedes para evitar aterrizar en la hoguera, boqueando como un pez. Toses hasta que el aire regresa por fin a tus pulmones.
-Vigila tu tono, Shaela. Sólo mi shalafi me da ordenes- responde con voz áspera el elfo, envuelto en una túnica negra. A su lado parece ondular un pequeño torbellino de aire.
-¿Quién eres? ¿Vienes a realizar la Prueba? Por tu aspecto, no lo diría... y esconderse entre las sombras no es la mejor forma de hacer amigos, ¿no crees?-la mujer vestida de blanco ignora el comentario y se dirige a ti con voz suave.
-Las aguas no se han calmado aún. Seamos prudentes. No ha pasado tanto tiemp desde que la Guerra acabó... y este bosque no es de los que se encuentra por casualidad, ni sus defensas son las mismas que antes... –tercia con voz firme y segura el hombre de la barba. El resplandor continúa brillando en su mano derecha.
-Especialmente en una noche como esta. ¡Pronto aparecerá la Luna Negra en el cielo!- un brillo recorre los ojos del elfo oscuro. Levantas la vista al cielo y te sorprendes al descubrir no una, ¡sino dos lunas, una de ellas de color rojizo!
-No pareces un vagabundo extraviado–el hombre de la barba te mira fijamente mientras habla-. La única forma de entrar en este bosque es siendo invitado a ello por los responsables de las tres Ordenes de la Alta Hechicería. ¿Cómo llegaste aquí?
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