Hay muchas maneras de disfrutar un buen álbum de Lapinot, del francés Lewis Trondheim, pero a la hora de paladear el buen sabor de sus viñetas y apreciar su aroma de humor y cotidianeidad, recomendaría las siguientes:
1) Un día de sol, en un banco junto al muelle, preferiblemente a mediodía y entre semana, arrullado por el mar y el tintineo de los mástiles
La variedad que mejor entra aquí son los "relatos alternativos" en los que Trondheim coloca a toda la panda, como el genial "Amor e interinatos", un homenaje a las novelas de Jane Austen con ese toque justo de humor, amor y drama.
2) Tumbado en la cama a la hora de la siesta, con la persiana entrecerrada para que el sol no impida apreciar el color del dibujo. También antes de dormir.
En ocasiones como estas, nada mejor que las historias reales de Lapinot y el incorregible Richard. Siempre me entran ganas de visitar ese París soleado y amable, ultradetallado y colorista, de tirarme de cabeza dentro de la viñeta y pasear con ellos un rato. E, igual que cuando veo Los Soprano me encantaría meterme entre pecho y espalda los platazos de pasta que se tragan, aquí me entran ganas de organizar esas curiosas reuniones de amigos.
3) Disfrutando de un buen baño caliente y espumoso (no demasiado, vigilar el nivel del agua), con una toalla cerca para secarse las manos y no mojar el cómic
Ideal para ese álbum que tenías tantas ganas de leer. También esta el método de colocar una tabla a lo ancho de la bañera y apoyarlo ahí. Se recomienda música suave pero animada de fondo.
Para los que aun no conozcan a Lapinot, decir que no saben lo que se están perdiendo: las vivencias cotidianas de varios amigos, llenas de humor, certera ironía, tramas bizarras y cotidianeidad a partes iguales, con un dibujo detallado y exquisito, con animales "humanos" como protagonistas. Lapinot, el conejo moralista, tímido e inseguro; Richard, el gato juerguista, divertido e infantil; Tití, el perro ligón, elegante y algo pijo; Nadia, la bella ratona que quiere dejarse conquistar por Lapinot...
"Me recuerda los días en que era un pequeño idiota... Ahora todo es distinto, ya no soy pequeño"
"¿Por qué tiene que ser tan complicada la vida entre dos personas?" "Para que las farmacéuticas puedan seguir vendiendo tranquilizantes"
Normalmente en las películas, en los libros, gozamos con los personajes bien construidos y con una personalidad definida. Trondheim va más allá y aquí cada personaje tiene además carácter y estados de ánimo, son retratados de forma verosímil en mil y un actividades del día a día. Planeta publicó siete álbumes, los dos últimos dobles, que aun pueden conseguirse por ahí. Parece que queda uno inédito, Blacktown, de 1995, que espero salga a la luz algún día.
Huelga decir que Lapinot puede degustarse tan a menudo como se quiera, puede uno repantigarse en las historias una y otra vez sin temor a aburrirse o sufrir resaca. Así que ni Chardonnay, ni Dom Perignon, ni leches: ¡Lapinot!
Mis queridas Roskat y Nayix, ustedes particularmente no pueden perdérselo.
2 comentarios:
Tomaré nota de tu recomendación,y veré si puedo agenciarme alguno en los próximos eventos comiqueros cercanos.
A grandes males, grandes remedios. Me complazco en presentar Lapinot Blacktown en español. Edición apócrifa y carente de papel, pero algo es algo.
Publicar un comentario