miércoles, mayo 21, 2008

REVIEW: INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL


Valoración: 6,75 sobre 10

Spielberg, Lucas e Indy incumplen en esta cuarta entrega de la saga una regla de oro: todo debe cambiar para que todo siga igual. Veinte años después, la cazadora, el látigo, los chistes y los villanos codiciosos siguen teniendo ese regusto tan sabroso a comedia ochentera de acción y aventuras, pero han perdido la novedad. A pesar del cambio de nazis por comunistas. Spielberg quiere recuperar el sabor original juntando todos sus clichés, por si al público se le ha olvidado quien se embarcó en la última cruzada.

Disfruté con las dos horas de película. Llegué sin expectativas estratosféricas y salí con buen sabor de boca. Pero me supo a más de lo mismo y eché en falta un "McGuffin" más indianajonesco. La enésima pelea a puñetazos durante una persecución de coches, el mismo truco para huir del enemigo, el mismo tipo de final y un las caras conocidas me gustaron, pero no fue suficiente. Ya que tiramos por la nostalgia, me falta una espectacular trampa mortal de las clásicas y un códice indescifrable.

El esquema "mini aventura-universidad-persecución-catacumbas-lugar exótico- pelea en coche- templo" colaba en 1989, pero hoy ya sabe a mil veces visto. Después de los requiebros del cine de acción en las dos últimas décadas, de imitaciones como "La momia" y "La Búsqueda" que toman el sofrito spielbergiano y lo condimentan con éxito, Indy se merecía un paso adelante que nos dejara con la boca abierta.
El motor de la historia, la relación de las antiguas culturas prehispánicas con los extraterrestres, es interesante, aunque no lo que uno esperaría para la saga. En la primera hora la cosa transcurre con mucho cambio de escenario sin que acabe de cuajar el pastel. El tema arranca a partir de la jungla. No quiero entrar en detalles, pero hay unas cuantas cosas que no quedan bien atadas (como el ataque capoeira en el cementerio y los "amiguetes" del templo, o el "poder" que supuestamente brindará la calavera). Ya nos meteremos en harina cuando la veáis.

Me llamó la atención el personaje de Shia LaBeouf por ser un elemento nuevo . Aun cuando abunda en tópicos y está pensado para atraer sangre nueva a los cines, funciona. Y protagoniza algunas escenas interesantes, como la pelea con estoque sobre cuatro (y ocho) ruedas o su émulo de Tarzan. A la que no trago es a Marion Ravenwood, que parece (es) una actriz rescatada del limbo para repetir cuatro frases acartonadas. Su "Indyyyyyyyyy!!!" suena falso y desangelado, y ella sobra en la trama. El irreconocible John Hurt tiene una participación interesante y muy bien salvada, y la villana Cate Blanchett... ni frío ni calor.

Tampoco me entusiasma el énfasis de contemporaneizar al Indy post WWII de forma tan insistente en los felices y atómicos 50, llenos de rockeros y pandilleros. Si acaso, me quedo como plano simbólico del cambio con Indy frente al hongo atómico.

Respecto a la acción, cumple adecuadamente, especialmente en la pelea con Dovchenko rodeado por... bichejos. y en el combate de LaBeouf a espada con Cate Blanchett. ¿Y el final? Pues la moraleja es la misma de siempre: si eres codicioso/ ansioso, la cagaste! O te derrites, te caes por una grieta, de un puente al río de cocodrilos, te conviertes en polvo, etc. Y hasta ahí puedo leer.

Para resumir, que Lucas ha tenido mucha mano y se nota -lo de las historias ya no es lo suyo y pesa demasiado su obsesión por "los de arriba"-, que Spielberg nos ha dado lo que reclamamos hace veinte años pero un poco tarde -algo así como cuando pides una pizza y llega un poco fría- y que tampoco nadie va a sentirse estafado tras salir del cine.


LA FRASE: "Si quieres ser un buen arqueólogo, hay que salir de la biblioteca"

EL MOMENTO GRACIOSO: La picadura del escorpión a Shia LaBeouf.

LO MÁS IMPRESIONANTE: La destrucción de... bueno, ya lo veréis.

LO MEJOR: Los mecanismos arcaicos, el cementerio, los paisajes, la persecución en la jungla, el templo. Lo que trae de vuelta al mejor Indy, vamos.

LO PEOR: Marion Ravenwood, los agujeros en la historia, el sabor a chicle ya mascado. Y lo de la nevera, por supuesto. ¿La comercializarán?