martes, julio 31, 2007

Los Sin Nombre, una pésima partida al Cthulhu

Ayer me decepcionó bastante Los Sin Nombre. Confieso que le tenía bastantes ganas a la película, estrenada hace ya sus añitos, pero me pareció una mala partida de La Llamada de Cthulhu sin villanos de relumbrón. Y es una pena, porque tiene material que promete. La misma secta y su plan, que ni te enteras bien de quienes son ni que puñetas quieren. Y el final, vamos, de traca, absurdo. Empieza bien, pero con el salto temporal de cinco años se va todo al carajo.

Lo dicho, es como una partida de estas al Cthulhu que transcurre en algún lugar donde se mete a los mitos con calzador. Como aquella que venía en la pantalla del Guardián y, a pesar de tener una momia canaria de por medio, decepcionaba por lo anodino y convencional de su trama. Ni el libro de Ramón Llul que andaba por ahí le lograba sacar jugo. Esas que presentan personajes secundarios dignos de un bar de carretera pero mal dibujados y que convierten cualquier escaramuza en una película de bajo presupuesto directa a DVD, un Estrenos TV con violencia de mercadillo. En las que los jugadores pierden el interés enseguida, ponen excusas a una segunda sesión si no acaba o matan el rato contándose la borrachera del sábado y comiendo patatas.

Después de ver Frágiles, y con todo el cacareado tema del terror español, me esperaba más de un guión que se llena de tópicos y agujeros, tiene saltos bruscos y falla en su intento de construir una historia. Que la hay, pero no se supo contar. Tristán Ulloa en una de sus interpretaciones MÁS planas, Karra Elejalde forzado y una Emma Vilasarau que se salva al final por la evidente degeneración mental que imprime a su personaje. Planos mal elegidos, movimientos de cámara nulos, un montaje bastante chungo y, eso sí, en algunos momentos, mal rollo con los planos intercalados de la niña.

No me esperaba un desenlace lovecraftiano, pero viniendo la novela en que se basa de Rampsey Campbell, uno de sus más dignos sucesores -su ambientación en el Valle del Severn británico es muy buena-, confiaba en que la peli me sorprendiera. Pues no.

Además, eso de los niños ultramalvados está más visto que lanzarle cócteles molotov a los Profundos.

lunes, julio 30, 2007

Hágalo usted mismo en casa: Ciclo de Cine sobre Totalitarismos

Empezó de forma inocente, aislada, con una película que tenía en la lista de pendientes desde hacía demasiado, La Vida de los Otros. Y a partir de ahí me deslicé a una tetralogía sobre totalitarismos, concentrada en Alemania, nazi o comunista. Cuatro espejos al pasado que recuerdan, con historias ficticias en algunos casos y basadas en hechos reales en otros, el crimen sangrante de eliminar la libertad de expresión, los sueños de gloria y conquista militar, la verdad única y el saco donde caen todas las voces que llevan la etiqueta de traición. Y a quienes la hicieron posible. Son historias sin los grandes líderes, historias de la vida, de la gente, de la calle. De Rosas Blancas, de adolescentes soldado, de atracadores obreros, de espías e intelectuales.

NAPOLA (Alemania, 2004)
Casi podría ser una novela de Herman Hesse sobre el adoctrinamiento nazi en la Alemania rural. Napola es un acrónimo para las escuelas militares donde se educaba a los jóvenes que abanderarían la defensa de la patria aria soñada por Hitler. Es la historia de uno de ellos, un joven de origen humilde tentado para enrolarse en uno de estos centros contra los deseos de su familia.

La importancia de la "pureza" de raza para el nazismo quedan patentes en escenas como el detallado examen físico que atraviesa el protagonista, donde se observa con lupa la longitud de su mandíbula, el color de pelo y ojos y su estado de forma. El contrapunto al perfecto soldado son aquellos que, embarcados en la aventura por "enchufe", para ser el honor de su adinerada familia, no pueden soportar el severo régimen marcial. Humillados, castigados, destrozados. Atención al momento en que los alumnos son obligados a bucear bajo un lago helado.

Quizás la escena más fuerte, por lo que implica, es la persecución nocturna sobre la nieve de un grupo de adolescentes rusos huidos. Testimonio del adoctrinamiento en la barbarie contra los enemigos del Führer y el pueblo alemán.

Y, junto a la educación de los "soldados", acompaña el menú del día el caciquismo de la jerarquía nazi, dueños y señores de la Alemania rural por su categoría de arcángeles del señor de la guerra. Prepotencia y opulencia no muy lejana a esos alcaldes de la España profunda que se suben el sueldo a sí mismos y reinan como señores feudales concediendo licencias de construcción bajo cuerda.

El final, muy adecuado. Creo que a Herman Hesse le gustaría.

SOPHIE SCHOLL (Alemania, 2006)
La Rosa Blanca fue una conjunción de activistas antinazis integrada, entre otros, por los hermanos Hans y Sophie Scholl. Ambos fueron detenidos tras difundir panfletos con información sobre la debacle alemana en Stalingrado y las atrocidades del frente. Este es el relato de sus últimos días.

Viéndolo, casi da la impresión de ver en tiempo real la detención, condena y ejecución de los Scholl, tiene un ritmo envidiable y una tensión en las escenas de interrogatorio que para sí quisieran muchos directores. Quizás a veces los personajes se desdibujan en meras ideas contrapuestas, y quizás por ello los prisioneros pueden cantarle las cuarenta a los nazis en la película más de lo que los chicos de la esvástica se lo hubieran permitido, sobre todo cuando son juzgados.

Como personaje, y aparte de la propia Sophie, se lleva el gato al agua el inspector nazi que la interroga e intenta pasarla a su bando. Como en La Vida de los Otros, el "villano" acaba sintiendo cierta empatía por el "héroe".

El punto patético-cómico, aunque apenas tenga diálogo, lo pone el serio funcionario "clon" de Hitler, metáfora de todos los abrazafarolas que adoptan la moda del bigotito y pelo aplastado hacia el lado, el lado fashion del fascismo.

Una cosa que me resulta curiosa de las películas de nazis es lo mucho que gritan los oficiales, inspectores y demás lacayos del régimen. En "El Hundimiento", Bruno Ganz pegaba unos gritos de órdago encarnando a Hitler, aunque parece que los discursos del tipo eran así. Pero cuando los nazis se enfadan, no sé si por la sonoridad del idioma o por la actitud marcial (o ambas cosas), vomitan una catarata de bilis envuelta en un tornado. Vaya cabreos. Eso no podía ser bueno. Aquí, la medalla al más intenso se lo lleva el juez, al lado de cuya voz la melodía más radical de Rammstein es música celestial tan inocente como la sintonía de Los Pitufos.

LA VIDA DE LOS OTROS (Alemania, 2006)
Un título acertado para la persecución intelectual cortesía de la policía del pensamiento de la Alemania comunista, la Stasi. Un escritor es puesto bajo vigilancia para determinar su "peligrosidad" para el régimen de la RDA, en los años previos a la caída del Muro de Berlín. Un especialista en interrogatorios y espionaje pasa a vivir, precisamente, la vida del otro.

Para no destripar nada, sólo decir que es un perfecto retrato de los paranoicos y burocráticos totalitarismos que temen lo que pueda pasarles a sus ciudadanos por la cabeza, y obliga estos a fingir la sonrisa, la complicidad con el modelo que les raciona la vida. A ponerse la mordaza, a temer la censura, a enterrarse vivos.

Hace unos días fallecía el actor que interpreta al espía, Ulrich Mühe, hierático, metódico, inteligente. Lejos de ser un autómata, como puede parecer por su ropa gris y anodina, su vida personal más bien triste e inexistente, es el catalizador, el verdadero titiritero en la sombra, por delante del titiritero con uniforme militar. Esta es también su historia, no sólo la del escritor que vigila.

También hay que colgarle un galón al mando de la Stasi, irónico, afable y venenoso. Y por supuesto al escritor espiado, cuyo intérprete se me hacía uno de esos galanes intelectuales del cine alemán, que de haber nacido en Estados Unidos estaría haciendo películas de acción.

El regalo perfecto estas Navidades para Hugo Chávez.

SALVADOR (España, 2006)
La historia del último preso ejecutado a garrote vil en España por la dictadura franquista. Daniel Bruhl (Goodbye Lenin) encarna a Salvador Puig Antich, un joven anarquista que forma parte de un grupo que roba bancos para financiar sus labores de propaganda obrera. Atrapado y encarcelado, con el agravante de haber matado a un policía, se gana la condena de muerte. A partir de ahí la película se convierte hasta el último minuto en una cuesta abajo de angustia y esfuerzos por evitar su ejecución.

Me gusta como se muestra el odio y la prohibición del régimen hacia todo idioma que se hablase en España y no fuese el español; en el caso concreto de la película, el catalán. También me gustó la historia del guardiasiví que es al principio una bestia parda (color oliva en este caso) y entabla después amistad con el prisionero. Esto del intercambio de roles entre perseguidor y perseguido es recurrente en este tipo de cine, la verdad.

La escena de la ejecución muestra con dureza y naturalidad la muerte a garrote vil, en tiempo real y con un verdugo sacado de la España profunda que hace su trabajo como quien se dedica a vender periódicos. Carne de chiste de Forges, pero como para ponerse uno a vacilar.

Tristán Ulloa borda al abogado progre setentero y combativo; Leonor Watling es la ex novia que sigue su vida hacia el pisito de sus sueños; Joaquín Climent y Antonio Dechent, lobunos policías franquistas; en el lado clandestino, Joel Joan es eficazmente el ideólogo visceral; y las hermanas de Salvador, con quien no tengo el gusto, de diez.

¿Y el propio Bruhl? Me costó un poco entrar en calor y verlo como Puig Antich, pero a medida que la película avanza se esconde dentro de su personaje, hasta que en la recta final le echa el resto y se convierte en él, jerséis horrendos de la época incluidos.

Lo mejor de todo es que son reflejos de una época caótica, triste y decisiva que marcó el mundo de hoy, y que, al no ser made in Hollywood, nos libran de la americanada de turno. De hecho, están contados por realizadores alemanes y españoles, que de una forma u otra han mamado toda su vida las cicatrices que el totalitarismo dejó sobre su país. Vamos, que no tenemos a Tom Cruise de oficial heroico o a Travolta de comisario franquista gritando: "¡Coño, Martínez, tráigame de una vez los putos expedientes! ¡Y el jodido café, ostia!".

Me gustaría revisar también
Max (Alemania-Canadá-Hungría 2002), una peli con John Cusack y Noah Taylor que espero que alguien conozca porque merece la pena y la han visto cuatro gatos, una historia descarnada sobre el Hitler muerto de hambre de antes de la política, cuya ambición es ser artista. Y sobre cómo el destino lo evita. De postre, enlazo una entrevista con los artífices del film de los más jugosilla.

jueves, julio 26, 2007

"Los Simpson, la película", nada del otro mundo (ACTUALIZADO)

Pues ya he visto la película de "Los Simpson", y, honestamente, no es para tanto. El mejor chiste tiene que ver con Lisa, el calentamiento global y un conocido cantante irlandés. No lo voy a desvelar por eso de no chafarle la película a nadie. También hay un momento con Homer y el cerdo-araña destacable. Y otro con Moe. Aparte de eso, y unos cuantos chistecillos más, no pasa de ser un capítulo de hora y media de la serie. O una forma de seguir exprimiendo un producto y sacar más dinero.

Vamos a ver, se pasa un buen rato, pero prefiero ponerme una cascada de episodios de Futurama a meterme al cine a ver a un Bart descafeinado, Homer como protagonista absoluto con poca gracia y poca presencia del resto de habitantes de Springfield que hacen del pueblo un lugar tan especial, más allá de unos cuantos gags y planos estilo Donde está Wally en los que aparece el pueblo entero.

Quizás es ese el fallo más evidente, además de alguna laguna de guión como el final, que salvo breves pinceladas falta la genialidad de tantos y tantos personajes a los que estamos acostumbrados. Es posible que no se les pueda dar cabida en una película para construir una historia coherente.

Los fanáticos de Springfield la disfrutarán, pero no sé hasta que punto les va a merecer la pena engrosar las arcas de la Fox. Personalmente espero con muchas más ganas las cuatro películas directas a DVD de Futurama, la primera de las cuales llegará en diciembre.

Tampoco da el tema para comentarlo mucho más ni hacer un gran análisis. Sin más, un episodio largo. Y no de los mejores. "Los Simpson" se merecían algo más que pasar a la gran pantalla para hilvanar cuatro bromas y llenarle los bolsillos a la Fox, al estilo de cualquier comedieta de verano. Ya tenemos una marca, un algo reconocible por el público, para que hacerlo bueno si van a ir al cine de todas formas. Justo lo contrario que, por ejemplo, "Los Increíbles".

Vamos, una peli para ver en el sofá de tu casa, con los amiguetes y unas cervezas, cuando no haya más que hacer.

Por cierto, en un par de días publicaré una entrevista con las voces de Homero y el Sr. Burns para Latinoamérica en las primeras quince temporadas de la serie. A este lado del charco se montó cierto pifostio cuando los sustituyeron por cosa de un conflicto empresa-sindicato. Stay tuned.

Actualización: Aquí va la prometida entrevista. Me contaron mucho más, pero el espacio manda y hubo que condensarlo.

sábado, julio 14, 2007

Los Reyes del Revamp

Los autores cuentan milongas en la Wizard de que si van a explorar nosequé sentimientos o temas en tal o cual personaje ahora que les ha caído del cielo la oportunidad de escribirlo y al final tenemos al mismo tipo en mallas repartiendo leña y a un supermaloso del pasado que resurge con una onda ligeramente distinta. Cansino.

Hacer un revamp de un personaje o llevar un concepto por otro camino con éxito es bastante complicado, en parte porque las grandes compañías no están interesadas en cambios drásticos. Al menos, no durante mucho tiempo. Y las sorpresas llegan con esas series que conceden a personajes desahuciados o que no han visto la luz del día en años. Pasó con Question, pasó con Animal Man.

De los últimos, me quedo con el de Puño de Hierro: medio noir, místico y con ciertos ecos del pasado. El dibujo de David Aja a la Steranko/Jae Lee ayuda muy mucho y se nota que los autores se esfuerzan por crear conceptos nuevos. La revelación de que han existido más Puños de Hierro se quedaría en agua de borrajas si no se mostrase algo de su historia. Orson Rand, el Puño de Hierro de la I Guerra Mundial, con ese toque de estoy-tan-pasado-de-vueltas, es de los secundarios más interesantes que ha creado Marvel últimamente. Quizás lo que más chirríe sean los enemigos: Hydra, una corporación asiática y una antigua némesis que no convence.

Uno de los coguionistas, Brubaker, venía de hacer otro exitoso revamp: el del Capitán América, a quién había vuelto a poner en el punto de mira -nunca mejor dicho- tras una etapa irregular que se extendía demasiado. Con buen manejo de villanos clásicos- Cráneo Rojo y el Cubo-, un nuevo antagonista interesante, el general Lukin, y el bien orquestado retorno de Bucky como el Soldado de Invierno ha orquestado una telaraña si no rompedora, entretenida. Veremos como acaba la cosa tras el asesinato de Steve Rogers.

Sin que me parezca un guionista estrella, a Brubaker se le agradece su paso por los personajes. En Daredevil hace un trabajo decente, sobre todo en el enganche con la etapa Bendis; y aunque después baja un poco, al menos saca al personaje a que le de el aire. ¡Que le den una serie de Nick Furia ya!

No tengo muchas alabanzas para el Green Lantern de Geoff Johns, que tras su retorno a la gloria en Rebirth ha vuelto a un camino trillado. El verdadero revamp se ha hecho con Sinestro, su némesis, que ha creado su propia franquicia de villanos universales. De la nueva colección -que va por el 20, creo- se salva mínimamente la saga con el Superman Cyborg y los Green Lanterns prisioneros. Si el autor no fuera tan conservador (y no me refiero a ponerle a un traje rosa a Hal Jordan) la colección subiría enteros.

El pretendido nuevo enfoque del Dr Extraño por Vaughan me parece bastante malo, solo salvado in extremis por el arte del español Marcos Martín. Un punto de partida interesante que se desinfla en seguida, un remedio increíble muy mal manejado, un Wong mortalmente enfermo muy descafeinado y burdo, un flirteo bastante torpe- aunque la nueva novia sea interesante-, un relato del pasado muy discutible, villanos de quinta actegoría y -¡por las hirsutas huestes de Hoggoth!- el Doc disparando "la pistola de Hitler". Vaya chafa.

El del Caballero Luna, a manos de Charlie Huston, no es nada del otro mundo. Me parece como reflejado en un vaso de whisky turbio. Más oscuro, más violento, más descenso a los infiernos. Devolver el personaje a la etapa Moench /Sienkiewicz, pervertirla un poco, darle acción al estilo actual y ya está. Legible.

El rey del revamp ha sido siempre Morrison: New X-Men, Animal Man, Doom Patrol y la Liga de la Justicia te pueden gustar o no, pero no se puede negar que son diferentes. Porque de la JLA de Brad Meltzer, mejor ni hablamos. Ahora, ¿cómo lo hace? Yo creo que el secreto está en sus asiduas visitas a los pubs de su Escocia natal.

viernes, julio 13, 2007

Los títulos míticos de Barco de Vapor

Hoy tropecé con una librería de segunda mano que tenía unos cuantos ejemplares de Barco de Vapor, mítica colección que nos acompañó a muchos en los años escolares y que se merece un altar por apartarnos de las pirulas, la kale borroka y la especulación inmobiliaria. Como recordaréis, los libros se dividían por colores, que indicaban la edad ideal del lector.

Habla la nostalgia, pero su variedad de géneros y la calidad de los autores me abrió la puerta a una encrucijada de muchos mundos, de niños como yo que vivían en la calle de al lado y llevaban pedidos en bibicleta, piratas de opera bufa, travesuras en la arboleda, carteros con un olfato extranatural y vecinos pobres que tocaban la trompeta. Así que ahí va un pequeño homenaje con mi top de títulos. De lo que me acuerdo, al menos.

Aniceto el Vencecanguelos
Aniceto era un chaval con madera de friki, hijo único y con cierta sensatez que ocultaba admirablemente bajo ideas de bombero. Y el chaval aprendía como nosotros a los 10 años, curioseando, mirando detrás de las cosas y disimulando con altanería de lo que no se enteraba. Con cierto toque surrealista, irreal y fantástico. Que si un viaje imaginario al fondo del mar para evitar que te marquen un gol, el monstruo construido con palillos a base de mucho esfuerzo, la isla misteriosa y el señor que se cayó por saltar todo el rato, la procesión de ratas que tocan el tambor... Siempre me quedé con ganas de saber donde iban los caminos que no escogió en el primer capítulo. Él optó por ir a la Caverna Maravillosa, pero había un bosque y unas cascadas que pintaban muy bien.
El Pampinoplas
Vaya cabrón el Pampinoplas. Poliche viaja al pueblo de su abuelo, donde el travieso Pampinoplas va haciendo putadas a diestro y siniestro. Resulta que al final el tipo es un viejo amigo del abuelo que está resentido con todo el mundo y se trata de hacerle volver a apreciar la amistad y esas cosas tan bonitas. Recuerdo la lección de Física del primer capítulo, con globos. "¡Acción, reacción".

El Rey de Katoren
El protagonista era un chico que tenía que superar siete pruebas para convertirse en rey, en un mundo contemporáneo un tanto fatalista y decadente. Algunas de las proezas que debía superar estaban inspiradas por los Trabajos de Hércules, como la de ahuyentar a unas aves chillonas que atemorizan una ciudad o cargarse a un pestilente dragón nacido en la pantanosa periferia de una urbe muy contaminada (envenenándolo). Había una prueba muy curiosa en las que tenía que guiar el camino de ¡iglesias andantes! para que se bloquearan perpetuamente unas a otras y no causaran más muertes con su despreocupado caminar.
El Maestro y el Robot
Una especie de experimento pedagógico donde la escuela de un pueblo perdido cambia de la noche a la mañana a la ultratecnología y a su maestro por un robot. Ciencia ficción cotidiana al estilo Ray Bradbury para escolares. No me acuerdo de gran cosa.
Cucho
Una película de Frank Capra para niños de nueve años. El tal Cucho vivía con su abuela enferma en relativa escasez. Había que sacar adelante la casa y probaba distintos negocietes, como un puesto de chucherías en el que ampliaba la gama de productos yse forraba modestamente. Además, se quedaba al cargo por la enfermedad del propietario. Por una cosa u otra (el vejete del puesto se moría y su pariente era un animal , creo recordar) al chaval se le torcía todo. Tenía un vecino músico, viudo y desgraciado, con el que pasaban alguna Navidad triste. Final feliz tras mucho trabajo. Hoy los niños trafican con costo o con pirulas. ¡Seguid el ejemplo de Cucho, descabalgados de la vida!

El Pirata Garrapata
El libro para niños que hubieran escrito los Monty Phyton. Otro friki que surca lo mares: narizón, con garfio, pata de palo y un corazón de oro oculto tras un pretendido humor de perros. Si hasta se enamoraba de una princesa, me parece. No podía faltar a su lado la típica tripulación de incompetentes con nombres estilo Caraboba. Creo que aquí aprendí lo que era el escorbuto, aparte de un grupo punk. La noción de beriberi tardó más en llegar.

Menciones especiales
Rabicún, Los Mifenses, Jeruso quiere ser gente, Caramelos de Menta (estos dos últimos de emprendedores pre adolescentes) , Capitanes de Plástico, Un agujero en la alambrada, Las Aventuras de Ramón Lamote, La Nariz de Moritz, Asesinato en el Canadian Express, De profesión Fantasma, Los Alegres Viajeros, Fray Perico y su borrico, El Secreto de la Arboleda, Querida Susi, Querido Paul.

Otros libros de mi pre-adolescencia, de editorial Noguer, fueron el bizarro Datrebil, siete cuentos y un espejo de Miquel Obiols, con unas ilustraciones de lo más surrealista (recuerdo que había un cuento de un perro que subía a la luna en escalera) y en el que había que leer en un espejo, o la fantabulosísima trilogía de Mercedes e Inés (el primero llegué a leerlo 24 veces en un año).

Los que me parecían un soberano truño eran los libros de Maria Gripe (Los Hijos del Vidriero, El Gato Mog). Pero el premio al más coñazo es sin duda para Rastro de Dios y otros cuentos.

Y siempre pensé que El Misterio de la Isla de Tokland , de otra editorial, estaba bastante sobrevalorado.

En fin, me vuelvo a mi madurez... Cualquier libro leído fue mejor...