viernes, octubre 05, 2007

El héroe asturiano de Lovecraft

El hidalgo Pánfilo de Zamacona, nacido en Luarca, "un pequeño y plácido puerto del (Mar) Cantábrico", en Asturias, norte de España. Conquistador español que se embarca en la búsqueda de ciudades hechas de oro con Francisco Vázquez de Coronado allá por 1540, poco después de la conquista de México, y acaba en el mundo subterráneo de Xinaian, poblado por una extraña y avanzada civilización india.

Básicamente esta es la línea de "El Túmulo", un relato escrito por H.P. Lovecraft a partir de una sinopsis de Zealia Bishop en el que las investigaciones de un arqueólogo sobre un misterioso montículo le llevan a dar con la historia de Pánfilo.

El tipo llega incluso a intentar comunicarse en "el bable campesino de su Asturias natal" con los indios de Xinaian (¿pronunciado 'Jinaian', con grafía mexicana?) , K'n-yan para los anglos, bajo los golfos terráqueos, ante su imposibilidad inicial de hacerse entender. Y en gallego, portugués, azteca (ya será en nahuatl, el idioma azteca como tal no existe), francés, latín y castellano. Toma ya conquistador políglota.

"El Túmulo", uno de los relatos más largos de HPL, alejado de las recopilaciones más extendidas por tratarse de una colaboración, ofrece la visión del mito de las ciudades hechas de oro que perseguían los conquistadores.. Lovecraft toma la odisea histórica de Vázquez de Coronado y su partida desde Nayarit (noroeste de México) hasta Kansas, en la infructuosa búsqueda primero de las siete ciudades de Cibola y después de la mítica Quivira. Hasta que se cansó de cuentos y se volvió por donde había venido. De lo malo malo, uno de los miembros de su expedición, García López de Cárdenas, descubrió el Cañón del Colorado, el canalillo de la Madre Tierra.

Zamacona va mas allá, guiado por un indio que ha bajado hasta el inframundo, y da con una avanzada pero ya decadente civilización. Siempre me ha impresionado la imagen del conquistador saliendo de los túneles al "exterior bajo la tierra" y descendiendo hasta la llanura, como si bajara de las cumbres andinas envueltas en niebla, humedad, soledad y misterio.

Lovecraft rinde también homenaje a la imaginación de su compañero escritor y colaborador de los Mitos Clark Ashton Smith desarrollando el mito de Tsathoggua, creación de éste. El relato narra como bajo Xinaián se encuentran las ruinas del mundo rojizo de Yoth, que a su vez se alza sobre los negros golfos de oscuridad de N`Kai, donde informes y letales criaturas de légamo negro veneran al dios sapo Tsathoggua, uno de los que da menos tirria de los mitos hasta que te arranca la mano de un bocado. Todo ello, si no me equivoco, salido de la pluma de Smith para varios de sus relatos de civilizaciones muertas, preternaturales y trágica desesperación. La historia enlaza con la salida del culto al Mundo Exterior, a la antigua Lomar, cerca del Polo Norte, que Lovecraft sitúa en la Tierra de los Sueños en su relato Polaris.

No tengo ni idea de cómo se tiró Lovecraft a poner un asturiano en su relato. Tendré que revisar su biografía para ver si tuvo algún contacto con Asturias, pero la verdad es que no me suena para nada.

Lamentablemente, el conquistador del relato no se detiene en ningún momento a echar un buen trago de sidra ni a compartirla con sus nuevos compadres. De haberlo hecho, otro gallo le hubiera cantado, ¡seguro!

De aquí creo que podéis descargar "El Túmulo". También podéis buscarlo en la recopilación "El Museo de los Horrores"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo le faltaba ya gritar de vez en cuando ¡Puxa Asturias! y tatarear la fuente de caxo...

Ojos Colgando dijo...

¡Ah! Recuerdo ese relato, lo leí cuando era un púber ultra-fan de Lovecraft, pero no me acordaba de que el personaje fuera asturiano.

Ojos Colgando dijo...

Vale, la entrada es de hace tres años... Es que acabo de ver el enlace en Facebook.

Tchupón dijo...

Hola Luis, sí, la entrada es de hace bastante, llevo mucho tiempo sin actualizar el blog porque ando colaborando por otros lugares.

Me gusta releer el relato (y a Lovecraft en general) de vez en cuando. Es verdad que tiene más fuerza cuando eres adolescente, pero me sigue fascinando...

Un saludo