lunes, agosto 28, 2006

Paul Auster destroza a Batman




¿Y si el genio de la paradoja retratara a Dos Caras?





¿ O deconstruyera la personalidad del Acertijo? ¿Y si Gotham City se pareciera más al Brooklyn de Auster? Bien sabido es que el escritor es amante de los personajes atormentados. Y si no lo son, pues les jode la vida en un par de frases y ya está. Batman le viene que ni pintado.

La paja mental estaría asegurada, pero como experimento gráfico/literario sería interesante. Apoyar la aventura de Auster en el medio con un veterano como Grant Morrison, aficionado también a las masturbaciones cerebrales, un dibujante “rarito” y que conozca la obra de Auster como David Mazzuchelli (que ya adaptó La Ciudad de Cristal), darles libertad para hacer lo que les plazca... y críticos y culturetas batirán palmas con las orejas.

La moda de contratar a escritores de prestigio para escribir cómics como Brad Meltzer (JLA, Identity Crisis), Charlie Huston (Moon Knight) y compañía debería dar un salto cualitativo. Hasta el momento los escritores contratados son figuras conocidas solo en los EEUU y supongo que en ciertos círculos, no son primeros espadas.

Así que ya está Didio, el jefazo de DC Comics, marcando el teléfono de Auster para que envuelva en un drama existencial al detective murciélago. A ver cuantos críticos cambian de chaqueta, cuantos gafapastas descubren un nuevo mundo. Y cuantos frikis se enganchan a la paradoja de Auster, porque la cosa va en dos direcciones. Menos noveluchas de quinta categoría sobre Warhammer o Vampiro o Reinos Olvidados...

Eso sí, que nadie le encargue un revival de Superman a Jodorowsky. El universo no está preparado. Aunque, pensándolo bien, ¿qué tal algo de Galactus?

Se admiten sugerencias.

martes, agosto 22, 2006

De copas por Thorbadin, de cañas por Isengard (un friki en la mina)




La semana pasada hice una excursión a un par de minas mexicanas.




La primera es un museo, a 320 m de profundidad bajo la cima de un cerro, y tiene hasta discoteca, muy chula. Entras en un trenecito y allá, en las entrañas de la tierra, a beberse unas cervecitas in the night.

El caso es que, en medio del proceso de melopea, se apagaron las luces, se escuchó un trueno, y en la pantalla gigante alguien empezó a decir ... the fate of the world is sealed.

Era Galadriel, naturalmente. El trailer de Las Dos Torres. Pero a mitad la proyección cambió para mostrar esta maravilla que andaba por la red y oh, no conocía: Gollum pidiendo una chela (cerveza en mexicano). No tiene desperdicio.

Aquí Gollum, discutiendo consigo mismo:

http://www.youtube.com/watch?v=w746SiAqC9Q

Y aquí, con Sam y Frodo:

http://www.youtube.com/watch?v=2LhYQCoW5AE

Vocabulario:

Chela:cerveza
Baro (o varo?): pesos, dinero
Güey: tío, colega
Chupar: beber
Crudo: resacoso

Eso de bailar en las profundidades salsas, cumbias, éxitos ochenteros y demás es un poco raro, parece que estas invocando algo, pero es divertido.

A 700 m de profundidad



Al día siguiente bajé a una mina en acti a la mina de plata más grande del mundo, hasta los 700 m de profundidad.



Curioso eso de ponerse toda la parafernalia: mono, botazas, casco, lámpara, y el rescatador de emergencia a la cintura, un catalizador individual que convierte el monóxido de carbono en oxígeno por espacio de una hora, por si hay incendio y hay que evacuar (la mina).

Mientras descendíamos en la semi oscuridad en camioneta, por endiabladas rampas entre paredes de roca maciza, lamenté no llevar antorchas y pensé que, quizás, en las profundidades, habría alguna veta de mithril para forjar armaduras y espadas legendarias. O que descendíamos hacia la Infraoscuridad drow y que en cualquier momento los dardos envenenados comenzarían a volar y acabaría mis días como esclavo en Menzoberranzan. ¡O tal vez habría orcos y trasgos en los niveles superiores? Claro, ¡el Balrog tenía que estar al fondo del todo! ¡Y yo, insensato, sin cobertura para llamar a Gandalf!

¿O a lo mejor los mineros habrían descubierto recientemente un nuevo filón, una veta de incalculable riqueza, y habrían despertado un mal primigenio más viejo que el hombre? ¿Acabaría huyendo sólo por los túneles, después de que una horda de demonios de la noche de los tiempos devorara a mis compañeros, vagaría harapiento y febril durante días hasta hallar la luz del sol?



El agua se filtraba por las vetas de plata, que, os informo, no son plateadas.




Así que la próxima vez que juguéis una partida de AD&D en lo profundo de alguna mina enana recordad que tienen un aspecto más bien oxidado. El agua sólo se filtra, me explicaron, a través de las capas de mineral y no de las de roca maciza. Con lo que había charcos en el suelo. La tuneladora perforaba la roca en busca de riquezas. Cerca, un socavon enorrrrme. En vez de plata para forjar, no sé, una Dragonlance, una maza +3, +5 contra licántropos, flechas para cepillarse muertos vivientes, anillos mágicos, etc, la cosa iba a las tiendas marbellíes, a la Quinta Avenida neoyorquina, a los mercadillos... y no a las estanterías de alguna tienda de objetos mágicos para aventureros imprudentes!

Estuve en un puente sobre una trituradora que desmenuzaba las toneladas de roca que le tiraba un trenecillo, para separar el mineral. Y la roca hallaba su fin más rápido que en las mandíbulas del Comerocas de la Historia Interminable. El puente vibraba con cada descarga de rocas... vamos, el perfecto escenario para una batalla final al estilo Los Inmortales. Y al final, el perdedor caería a la oscuridad, para ser devorado por la trituradora y acabar peor que el malo de la Jungla de Cristal I cuando se cae del edificio Nakatomi...

Y luego nos subimos todos en el ascensor, con una camaradería propia de una peli de Ken Loach, retrato obrero de alguna mina de Glasgow. Casi cinco minutitos de subida.

Pero, no encontré mithril, no señor. ¡Con lo bien que me hubiera quedado un chupete de mithril, por Reorx!

viernes, agosto 04, 2006

Los últimos días de Black Shadow, archienemigo del Santo

La historia del Santo es bien conocida por todos los amantes de la serie B.


Pero quizás no tanto la de su archienemigo, Black Shadow ,“El Hombre de Goma”, y su descenso al anonimato.

Hace un par de días, un compañero me contó que había conocido a Black Shadow cuando este estaba ya entrado en años. El luchador vivía en uno de los “barrios bravos” del Distrito Federal, la colonia Doctores. Uno de los lugares con fama de más peligrosos del DF, aunque yo la he recorrido unas cuantas veces, incluso de noche, sin consecuencias. Por suerte. Peor es Tepito, amiguetes.

El caso es que mi compañero, cuando era niño, habitaba en el mismo edificio que Black Shadow. Lo describe como un hombretón rudo, con dos hijos y cinco hijas bellísimas. Mi amigo jugaba a menudo con los hijos de Black Shadow en la vivienda del luchador y recuerda que sus máscaras estaban por todas partes.

(Antes de la caída)

Los mortales y populares archienemigos saldaban sus cuentas a golpes sobre el ring. Black Shadow, había apalabrado ya su gloria futura con la industria, y veía ya el símbolo de su triunfo, la máscara plateada del Santo, rendida a sus pies.

El luchador plateado iba ya por su sexto alias, había sufrido varios reveses en el mundo de la lucha y, tras muchos avatares, había conseguido tocar la gloria con las puntas de los dedos.

Sólo un final showdown, un combate definitivo, lograría establecer quien sería el ídolo de la multitud.

El 17 de noviembre de 1952, el Arena México se estremeció bajo el choque de los titanes. El trofeo: ¡la máscara del perdedor! La batalla se resolvió emocionante, hasta que el enmascarado de plata logró someter a su adversario, la Sombra Negra. Y ahí, sobre el cuadrilátero, las tornas cambiaron como cuando un jugador de ajedrez da jaque mate a otro sin que éste lo espere y lo condena a la derrota.

Black Shadow, avergonzado, huyó a los vestidores sin entregar su máscara al Santo. Finalmente, su asistente lo convenció para hacerlo. Y la sombra quedó revelada como Alejandro Cruz Ortiz.

(El destino de la Sombra Negra)
El luchador de la Doctores continuó su carrera y siguió cosechando el cariño del público hasta 1972. Pero su lugar en la leyenda había sido ocupado por el Enmascarado de Plata, que se convirtió en una figura de proporciones míticas. Ortíz apareció con su rival en alguna de sus películas, pero al final del día, la gloria era para el Santo.

Así que, cuando todo acabó, regresó a su departamento en la Doctores, para criar a sus hijos, que jugaban con un vecino que miraba curiosos las máscaras de sus días de gloria. Y el tiempo, implacable, hizo de él un anciano perdido y olvidado. Salvo, quizás, cuando regresó para portar el féretro de su archienemigo, fallecido de un ataque al corazón en 1984.

Si tan sólo no hubiera perdido la maldita máscara.

martes, agosto 01, 2006

La leyenda urbana de Conan y Antonio Martín

La rumorología popular sitúa a Antonio Martín, editor de Cómics Forum durante mucho, mucho tiempo, como entusiasta de los gatos y los cómics de bárbaros, léase Conan.

Martín, que comenzara en esto de editar comics con los superhéroes de Marvel cuando éramos chamacos, que tuviese un par de sonados desencuentros con estrellas nacientes del fandom español, que edita ahora en Glenat y que, desde hace unos meses, presenta una exposición sobre el cómic de la guerra civil española.

Lo encontré en México, improvisando un discurso en el Centro Cultural de España, donde se presentaba la exposición de la que es comisario. La muestra ya se vio en el Saló del Comic de Barcelona, y se verá en Salamanca y en Vigo, variando su contenido según la cita. Aproveché la credencial de prensa (y que estaba trabajando, claro), y le pedí que recorriese conmigo la exposición, lo que hizo con mucha amabilidad y profusión de detalles.

(Lo que me contó, o parte de ello, lo podéis leer aquí).

Picado por la curiosidad, le pregunté si era tan fan de Conan como se decía (lo de los gatos preferí dejarlo). Y me contestó que no, que era una leyenda urbana. Que cuando empezó a editar en Forum, la edición de Conan se hacía en Madrid y era pésima. Así que no le quedo más remedio que tomar cartas en el asunto y editarla él mismo en Barcelona.

Pero que el cimmerio de melena negra, el que grita aquello de “¡Crom, cuenta los muertos!”, el que se enamoró de Belit como un adolescente, no le es tan, tan querido como se comenta. Y que, cuando se fueron los clásicos y se agotaron las historias originales, la vida del rey de Aquilonia se hizo monótona y repetitiva para él.

Qué grandes los SuperConan, en verde o en morado. Y esa primera edición de la Espada Salvaje, pedazo portadas, los correos de Osuya de tres páginas a letra pequeña, los guiones de Thomas, los relatos nacidos de Howard, los dibujos de Buscema, la tinta de Ernie Chan y “la tribu”...

¡Por Crom, qué tiempos!

(Foto cortesía de David de la Paz. ¡Gracias, figura!)

La cara de mala ostia de Frank Miller



Vaya mala ostia parece que tiene Miller (derecha). Acostumbrado a verlo en las fotos neutras e inmutables de la Wizard, verlo así, rapado, con expresión malévola y frontal aquilino, le da a uno miedo.

Para quien no lo conozca, Miller fue el precursor de la moda ochentera del cómic oscuro, sórdido, callejero, crepuscular. El hombre que narró el regreso de un Batman cincuentón, que tiró a Daredevil en un cubo infernal de desperdicios, que trajo a la vida la Ciudad del Pecado.

Casi parece uno de sus propios personajes. Bien podría aparecer en Sin City, como un pobre bastardo abandonado y rencoroso. O como soldado espartano arrastrado al destino fatal de 300. En esta foto tiene pinta de villano de Spiderman que, resentido contra la sociedad, usa su intelecto feroz para derrotarla. O de retorcido contrincante batmanesco, caído en desgracia y arrastrado a la desesperanza crónica.

Atravesando su mente desde sus ojos, no me cuesta imaginar su prosa desesperada, de noche oscura, de callejón solitario y acechante torvo. Serio, inteligente, sentado delante de una mesa preparado para bucear en los rincones donde nadie quiere mirar, a pesar de que todos saben donde están.

Quizás solo es un gesto de seriedad y cuando se levante a hacer café por las mañanas sea un hombre risueño, enamorado de su vida, su mujer y su trabajo, amante del buen vino y las charlas entre amigos. O quizás no.

La mayoría de sus antihéroes acaban por encontrar un rayo de luz en el vertedero. Marv encontró a Goldie, Daredevil tuvo a Karen Page, Batman a la nueva Robin, Hartigan a Nancy.

¿Y Miller, a quién encontró?