
Ayer se hablaba de creadores, hoy toca
formatos, aunque tenía un par de recomendaciones prestas. Otra vez será. La actualidad manda. En el blog sobre cultura "
El Escorpión", que forma parte de la edición digital del periódico El Mundo, se incluía ayer una reseña sobre la
novela gráfica "La ciudad de cristal", que adapta la novela de Paul Auster del mismo título (ambas editadas por Anagrama). El autor de la reseña hacía la siguiente reflexión:
La designación de novela gráfica suele dar a entender una traducción a imágenes, mientras el cómic vierte una historia autónoma donde la literatura es derivada (y a menudo de coña). Lo que han hecho Karasik y Mazzuccheli es diferente. Es como si hubieran abierto un ojo al lenguaje de la novela y hecho aparecer un mundo de imágenes posibles, replicantes, asociativas, no conscientes que actúan como un espejo de ‘Ciudad de cristal’.Hmmm... no.
Vuelta a la Academia Espacial, cadete.
Una novela gráfica
NO tiene porque ser una adaptación a imágenes de un texto (espero no interpretarle de forma demasiado literal). Y no es tampoco eso lo que la diferencia de un cómic-book (lo que aquí llamamos tebeo). La primera suele contar con ediciones más cuidadas y con mayor número de páginas, lo que le permite contar una historia autoconclusiva en un único volumen, aunque puede constar de varios (como la edición española de
Box Office Poison, aquí
Malas Ventas) . Y repito, NO se distingue por ser la adaptación de un texto literario. Eso
también se puede hacer en un cómic-book que se publique de forma seriada. O en un álbum. O en un manga.
El cómic-book cuenta con menor número de páginas y suele tener carácter seriado, pero también puede ser autoconclusivo. Y no tiene por qué contener "literatura de coña".
Igual que la literatura, que el cine, el cómic se divide en géneros, y hay obras buenas, malas y regulares. Sí es cierto que ha sido considerado tradicionalmente un entretenimiento frívolo o humorístico, por desconocimiento e identificación con una serie de patrones.
Con el fin de dignificar el medio, surge en los 60 una corriente de autores que busca crear otro tipo de historias. Europa la abraza -sobre todo con formato álbum- con personajes como Blueberry (Moebius) o Corto Maltés (Hugo Pratt), o con revistas como Pilote. Pero
el formato de novela gráfica en sí nace en EE.UU. La mayoría coincide en que el padre fue
Will Eisner (Nueva York,1917-2005). En 1978, Eisner publica
Contrato con Dios, considerada primera novela gráfica. Aunque Harvey Pekar, cronista de su propia vida en sus albumes de
American Splendor, recientemente llevados a las pantallas, proclama que fue el
underground Robert Crumb quien se adelantó a Eisner con
The Big Yum Yum Book (1975).

Quizás su apariencia más cercana al libro y su temática pueden hacerla más atractiva y "seria" a los ojos del adulto que no lee cómics . De formatos se podría hablar largo y tendido... pero éste no tiene por qué determinar el contenido de la obra. Las hay que hablan del Holocausto, de los malos tratos infantiles, y las hay de Spiderman y de los X-Men. El formato lo determinan autor y editor en base a la historia que quieren contar, al público al que la dirigen, a su distribución, al marco geográfico donde se pone a la venta...
Sí que puede decirse que se dirigen a un público más adulto, con mayor poder adquisitivo. Pero si cae una en tus zarpas con 10 primaveras y te la lees, no te pasa nada. Puede que no captes toda la profundidad de campo si es una obra compleja, pero eso te puede pasar igual leyendo el Born Again de Miller, el Götterdämmerung particular de Daredevil: un comic-book, en principio, sobre un tipo en pijama rojo que salta por los tejados.
Da igual. Ya tendrás tiempo de releer y sacar todo el juguillo.
(La novela gráfica de "La Ciudad de Cristal" ya fue publicada en castellano hace unos años por Ediciones La Cúpula, en tres cómics de 48 páginas c/u. La edición original americana fue publicada en 1994 por Sun & Moon Press y reeditada el año pasado por Picador en un tomo de 144 páginas)