jueves, noviembre 24, 2005

Kirby en el museo


Creo que fue Ditko, una de las vacas sagradas de la prehistoria Marvel, el que se oponía firmemente a que sus originales estuviesen expuestos en un museo. "El arte debe estar en la calle", decía. Me imagino entonces que se la traerá al pairo la exposición conjunta del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y del Hammer Museum de California. Los originales de colosos como (arrodillaos todos) Jack Kirby o Milton Caniff adornarán hasta marzo sus paredes. Junto al Capi de Kirby vemos a Dick Tracy, al gato Fritz de Robert Crumb... así hasta un total de 900 obras. ¡Ole sus huevos!

Iniciativas como ésta son necesarias para que el comic sea entendido como cultura y no sólo como entretenimiento. Y para que los creadores ocupen el sitio que se merecen como artistas. Una de las intenciones de los responsables de la muestra ha sido meter el dedo en el ojo a sus colegas del MoMA neoyorquino, que en 1990 presentaban una exposición donde el cómic sólo servía como fuente de inspiración para artistas pop como Lichtenstein, que se forraban vendiendo sus viñetas pijillas, y negaba la importancia de los dibujantes.

Esta negación, que bebe del concepto del comic como simple entretenimiento de usar y tirar, no sorprende si se tiene en cuenta que, hasta hace unas pocas décadas, las editoriales se quedaban los originales del dibujante. Más de un autor ha tenido que presentar batalla legal para recuperar los suyos. Y hay alguno famoso por rastrear y lanzarse a la yugular de todo aquel que vende un original "robado".

Los originales, que son la sal de los Salónes del Cómic, auténticos museos del cómic vivientes, chispeantes, atronadores, caóticos y multiversales. A menudo, la calidad de un salón se mide por dos factores: los autores invitados y la calidad de las exposiciones. No han faltado críticas a aquellas que se componen de torpes fotocopias o están mal organizadas, sin información sobre la obra. Esos son los auténticos museos del cómic. Y donde, a menudo, es el propio autor el que ejerce como guía. Por y para la gente que los aprecia. A fin de cuentas, son los que luego van a rebuscar en los números atrasados de las librerías especializadas.

Más de un autor ha descubierto los salones de cómic como el principal zoco para vender sus trabajos, mucho mejor que a través de Internet, agentes, etc... ¿Te invitan a un salón? Pues te llevas unos cuantos dibujos y los vendes. Seguro que hay más de uno que se emociona al verte el careto y, si el precio es ajustado, paga a tocateja. Dejemos de lado la penosa experiencia con Neal Adams en Expocómic 2004: el tipo cobraba 100 eurazos por un bocetillo apresurado. Sería para financiar su rocambolesca investigación científica (de la cuál hablaremos otro día). Así, más de un coleccionista va creando su propia galería de arte de clásicos del siglo XX: un Conan de John Buscema, un Spiderman de Bagley, los X-Men de Pacheco... "Los voy a poner en la biblioteca, al lado del Van Gogh. ¡Es más, paso del Van Gogh!"

Dos modelos de museos del cómic. Dos maneras de entender el noveno arte. Complementarias. Aunque me apuesto lo que sea que Ditko me diría que antes expondría su obra ante un montón de frikis que en una muestra cultureta. Si me cogiera el teléfono.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, yo creo que no le viene mal al medio que lo expongan en museos de primera fila. Lo que mas gracia me hizo fue leer en la prensa que los franceses ya habian hecho una importante exposion en el Louvre... ¡¡en los años sesenta!! O sea, que los americanos han tardado 40 años mas que los franceses en darse cuenta de la importancia del comic como medio de expresion artistica. Hay que reclamar cuanto antes otra exposicion de comics en el Prado.

Tchupón dijo...

El comic europeo siempre ha sido más "intelectual", con lo que no es raro (y menos viniendo de Francia) que le dedicaran una exposición. Por fortuna, en America han ido surgiendo creadores muy interesantes que han dado la vuelta al concepto de comic como historieta de risa que viene en el periódico, utilizable para envolver el pescado.

No sabía yo que hubiese habido una expo de comics en el Prado. Aunque en España no nos faltan figuras. Con la de tiempo que había en clase para practicar, han salido verdaderos maquinones.