Ayer me decepcionó bastante Los Sin Nombre. Confieso que le tenía bastantes ganas a la película, estrenada hace ya sus añitos, pero me pareció una mala partida de La Llamada de Cthulhu sin villanos de relumbrón. Y es una pena, porque tiene material que promete. La misma secta y su plan, que ni te enteras bien de quienes son ni que puñetas quieren. Y el final, vamos, de traca, absurdo. Empieza bien, pero con el salto temporal de cinco años se va todo al carajo.Lo dicho, es como una partida de estas al Cthulhu que transcurre en algún lugar donde se mete a los mitos con calzador. Como aquella que venía en la pantalla del Guardián y, a pesar de tener una momia canaria de por medio, decepcionaba por lo anodino y convencional de su trama. Ni el libro de Ramón Llul que andaba por ahí le lograba sacar jugo. Esas que presentan personajes secundarios dignos de un bar de carretera pero mal dibujados y que convierten cualquier escaramuza en una película de bajo presupuesto directa a DVD, un Estrenos TV con violencia de mercadillo. En las que los jugadores pierden el interés enseguida, ponen excusas a una segunda sesión si no acaba o matan el rato contándose la borrachera del sábado y comiendo patatas.
Después de ver Frágiles, y con todo el cacareado tema del terror español, me esperaba más de un guión que se llena de tópicos y agujeros, tiene saltos bruscos y falla en su intento de construir una historia. Que la hay, pero no se supo contar. Tristán Ulloa en una de sus interpretaciones MÁS planas, Karra Elejalde forzado y una Emma Vilasarau que se salva al final por la evidente degeneración mental que imprime a su personaje. Planos mal elegidos, movimientos de cámara nulos, un montaje bastante chungo y, eso sí, en algunos momentos, mal rollo con los planos intercalados de la niña.
No me esperaba un desenlace lovecraftiano, pero viniendo la novela en que se basa de Rampsey Campbell, uno de sus más dignos sucesores -su ambientación en el Valle del Severn británico es muy buena-, confiaba en que la peli me sorprendiera. Pues no.
Además, eso de los niños ultramalvados está más visto que lanzarle cócteles molotov a los Profundos.

Viéndolo, casi da la impresión de ver en tiempo real la detención, condena y ejecución de los Scholl, tiene un ritmo envidiable y una tensión en las escenas de interrogatorio que para sí quisieran muchos directores. Quizás a veces los personajes se desdibujan en meras ideas contrapuestas, y quizás por ello los prisioneros pueden cantarle las cuarenta a los nazis en la película más de lo que los chicos de la esvástica se lo hubieran permitido, sobre todo cuando son juzgados.
Me gusta como se muestra el odio y la prohibición del régimen hacia todo idioma que se hablase en España y no fuese el español; en el caso concreto de la película, el catalán. También me gustó la historia del guardiasiví que es al principio una bestia parda (color oliva en este caso) y entabla después amistad con el prisionero. Esto del intercambio de roles entre perseguidor y perseguido es recurrente en este tipo de cine, la verdad.
Pues ya he visto la película de "Los Simpson", y, honestamente, no es para tanto. El mejor chiste tiene que ver con Lisa, el calentamiento global y un conocido cantante irlandés. No lo voy a desvelar por eso de no chafarle la película a nadie. También hay un momento con Homer y el cerdo-araña destacable. Y otro con Moe. Aparte de eso, y unos cuantos chistecillos más, no pasa de ser un capítulo de hora y media de la serie. O una forma de seguir exprimiendo un producto y sacar más dinero.





